En el estado de Quintana Roo la venta de experiencias para interactuar con animales cautivos se ha convertido en un negocio muy popular, pero que conlleva mucha crueldad.
Empresas como Animalandia, Crococún, entre otras, lucran con el cautiverio de animales silvestres. La interacción puede ser desde tomarse fotografías sosteniendo al animal, hasta programas de entretenimiento de varias horas. Lo cual es contrario a la conservación, pues incapacitan a los animales de ser liberados en su hábitat o en un santuario, al modificar su conducta. Y provocan que los zoológicos mantengan animales en cautiverio perpetuo, solo como negocio, sin tener que participar en esfuerzos de conservación.
Además, dan a los visitantes el mensaje de que la fauna silvestre puede ser manejada como animales de compañía y los motiva a tenerlos en sus casas, promoviendo la compra y venta de animales silvestres.